martes, 30 de abril de 2013

Una experiencia que contar

Hace un tiempo, hice un repaso con los niños y niñas de 6 a 8 años en la academia. En el repaso debían entrar las partes del cuerpo y la ropa. Para ello decidí dividir la clase en dos de forma que ellos mismos pudiesen elegir sus compañeros/as de grupo. La actividad consistía en dar dos cuerpos (exactamente iguales) y que cada grupo vistiese a su personita, y luego ante la clase describiese partes del cuerpo, lo que lleva puesto, cómo se llama, dónde vive, cuántos años tiene, qué le gusta y qué le disgusta. Un repaso completo de lo dado en lo que llevábamos de curso.Una vez hechos los grupos, me percaté de que se había formado un grupo de niños y otro grupo en el que habían tanto niños como niñas. En un principio pensé: “¿cómo se me ocurrió dejarlos unirse?” refiriéndome a los niños. Pensé que el grupo mixto estaría equilibrado y que no habría problema, pero miedo me daba pensar en el otro.Para remover un poco las sensaciones de los grupos, decidí que el grupo de chicos haría de su cuerpo una chica y el grupo mixto haría un cuerpo de chico.Los niños hicieron grandes quejas, y caras de disgustados, surgieron comentarios como: “but this is a boy group”, “noooooo, not a girl”… El otro grupo en cambio lo aceptó con más normalidad.Les expliqué que se trataba de un solo cuerpo para cada grupo, con lo que había que organizarse para ponerle la ropa, el nombre y elegir sus características. Una vez puestos a trabajar, del grupo de niños surgían comentarios como: “a la chica le ponemos vaqueros para que parezca más chico”. Y del grupo mixto surgían sugerencias de las niñas de los colores que combinaban… En cuanto a organización, surgían discusiones del grupo mixto, mientras que el otro grupo estaba silencioso (aspecto muy raro). A medida que me iba acercando a uno y a otro para ayudar o ver cómo iban, los chicos me preguntaban pero no me mostraban el trabajo mientras que los otros seguían discutiendo por el color de la ropa, cómo llamarlo…Cuando por fin llegábamos a la hora de salida, pedí que nos expusiesen a los demás quién era el personaje, qué llevaba puesto y demás aspectos que pedí se inventaran. Para mi sorpresa el grupo mixto le puso nombre, gustos, ropa… pero seguían habiendo discrepancias en cuanto a la presentación. Aquí les muestro una foto de cómo es el chico de la clase(Lucas):


Imagen de Lauren Olivia van der Meer. Autores: Virginia, Jorge, Asier, Carla, Laura y David. 


Los chicos salieron muy tranquilitos a exponer y para mi sorpresa, al darle la vuelta a la hoja me encontré con Sara:



Imagen de Lauren Olivia van der Meer. Autores: Jonay, Daniel, Bentor, Maximiliano, Adrián


Tenían todo planeado, quién era, dónde vivía, qué llevaba puesto, qué le gustaba y que no…


He de decir que cuando comencé el experimento de formar dos grupos y dejar que se formasen libremente, me llevé un susto pensando qué pasaría con el grupo de niños, pues no son niños cualesquiera, hay que decir que en el gran grupo, son los que corren, saltan, chillan, buscan a los demás que suelen estar más tranquilitos. Por ello mi gran sorpresa al ver cómo se integraban todos y se complementaban… nunca esperé que ocurriese eso.

Mientras que por el otro lado esperaba tranquilidad, paciencia con el grupo mixto, quizá más complementación y menos discusiones al haber los dos sexos, pero he aquí la moraleja: “Don’t judge a book by its cover”, no juzgues un libro por la portada.

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